Manuel Sacristán: Studium generale para todos los días de la semana
(…) La técnica , pues, no puede cumplir por sí sola la otra racionalización, la seria, la socialización de la división del trabajo, que es el primer paso para su superación. Lo esencial para cumplir esa tarea es, naturalmente, suprimir la base de la irracionalidad, las instancias meramente mecánicas, inconscientes, no-humanas, que mueven hoy la división del trabajo entre nosotros. Una de esas instancias es relativamente moderna: la mercantilización de la actividad humana. La otra es más antigua: es el hecho de que, a lo largo de los siglos, los hombres entran en la división del trabajo y quedan encasillados en sus diversas ramas no por consideraciones racionales, sino por su pertenencia a determinadas clases sociales. De todos modos, la distinción entre esas dos instancias no quiere decir que sean en la realidad concreta de hoy cosas distintas: la división clasista del trabajo se presenta hoy, como es natural, mediada por el mercado.
Pasar mentalmente por encima de todo eso y ponerse a soñar hoy un desarrollo personal armonioso es utopía. Igualmente es utopía intentar realizarlo a título individual. Es además una utopía que dejará mal sabor de boca al intelectual decente, porque de algún modo tendrá que pagar el haber echado un velo sobre el mundo para no verlo y poder jugar a la búsqueda de su propia armonía. Echar un velo sobre el mundo es precisamente el pecado mortal del intelectual.
Por todo eso, la única manera de ser de verdad un intelectual y un hombre de lo que Goethe llamó la armonía, de la existencia humana sin amputaciones sociales, es una manera militante: consiste en luchar siempre, prácticamente, realmente,contra la actual irracionalidad de la división del trabajo, y luego, el que esté aún vivo, contra el nuevo punto débil que presenta entonces esa vieja mutilación de los hombres. Y así sucesivamente, a lo largo de una de las muchas asíntotas que parecen ser la descripción más adecuada de la vida humana.
Lo demás es utopía, cuando no es interés. Esto, en cambio, es un Studium generale y hasta un vivir general para todos los días de la semana.
Manuel Sacristán
“Studium Generale para todos los días de la semana”, 1963